La experiencia consistía en estar, vivir y observar la vida que tienen los religiosos en una fecha tan señalada como es la Semana Santa, en un país donde no se puede hablar directamente del cristianismo y de esta forma sentirlo de una forma muy especial.
Nos separamos en tres grupos: uno iba a las Calcutas, otro a la Cruz Blanca y otro a Tetuán, y como cada una de las experiencias vividas fue diferente dependiendo del lugar donde nos encontramos, vamos a explicarlas por separado:
A mí me tocó vivirla en Tetuán:
Nosotros nos encontrábamos en la Iglesia de “Nuestra Señora de las Victorias”, en ella se encontraba el Padre Antonio y el Padre Jesús, que su función era entre otras hacer llegar la eucaristía a todos los lugares en todos los que había cristianos. Estos lugares eran: Rincón, Ben Karrich, el Hospital Español y en la parroquia, y nosotros los acompañábamos a dichos lugares.
Las Hermanas de Ben Karrich, se encargan del total cuidado de los enfermos que se encuentran en su hospital en el cual tratan a tuberculosos, estos tienen un tratamiento de dos meses, y después tienen que seguir con un tratamiento cuadro meses en su casa, y de esta forma no recaen en la enfermedad.
Y en el Hospital español, hay una guardería en la que tienen mayor facilidad para entrar aquellos niños que su familias tengan menos recursos y también hay una residencia de ancianos.
También visitamos centros que son llevados a cabo por religiosas de la parroquia, como era un colegio de niños discapacitados que se encontraba en Tetuán.
En Martil hay una biblioteca, clases de costura y clases de español.
Y fuimos a visitar a unos niños abandonados, especialmente de madres solteras, puesto que allí son desprestigiadas, esto se encontraba en Tetuán.
Durante una excursión que realizamos con algunos acianos del hospital español y algunas hermanas pudimos visitar Chefchaouen y Ouei lao, que son pueblos rurales y cuya vida es muy diferente a los de ciudad.
A mí, lo que más me ha impresionado en esta semana, es la forma de ser que tienen todos los que llevan a cabo estas actividades, puesto que se ve a simple vista que tienen algo especial, algo que yo en España aún no he logrado ver. Ellos siempre tienen una sonrisa, una palabra amable, tiempo de escucha… tantas cosas que aquí están ausentes. Y todo ello me ha hecho comprender que es otra forma de vivir la Semana Santa con todo lo que ellos conlleva (tronos, descanso…), por estar con todas estas personas y dejarte llevar por todo lo que tienen en su ser.
Especialmente, he encontrado entre otras muchas, todas estas cualidades en Sor Clara, una hija de la caridad que se encuentra en Ben Karrich, y me ha demostrado que siendo tan joven y tan llena de vida como es ella, escuchas en un momento de tu vida la llamada del Señor, y que por esto se puede llegar a dejar todas las comodidades que tienes normalmente en tu vida, para ponerte enteramente a su disposición y que de esta forma, lo que antes podías pensar que perdías, lo has recuperado en cantidades inmensas.Y otra de las muchas cosas que ha sido importante en esta experiencia, fue la procesión que vimos menos número de observadores, la más pobre en adornos…, pero sin duda alguna la más sentida de toda mi vida, por el cúmulo de toda una semana en la cual vives muy de cerca la pasión y muerte de Jesucristo, y al igual la más resucitada. Por todo ello para mí tuvo un significado muy especial llevar la cruz en la procesión realizada durante los Oficios del Viernes Santo.
Cristina Sánchez Lamarca